Ayer @Antonio_Cano_ escribió el siguiente Tweet:“Hace cuatro años intentamos evitar desde @el_pais el pacto de Sánchez con populistas y separatistas porque creíamos que eso era malo para la izquierda y para España. No nos creyeron”.ABRO HILO
Durante varias horas el tweet tuvo un gran tráfico, miles de corazoncitos y muchos comentarios. Pero nadie le dio las gracias. También contestó a un comentario con bastante sinceridad: “Era la línea editorial decidida por quienes entonces tenían la responsabilidad de hacerlo”.
Es decir, Antonio Caño cumplía órdenes cuando permitió que se publicara por ejemplo lo siguiente en 2018: “Pedro Sánchez es un insensato sin escrúpulos que no duda en destruir el partido que con tanto desacierto ha dirigido antes que reconocer su enorme fracaso”
JAMÁS (lo digo con mayúsculas)Caño (lo conozco desde marzo de 1987)se hubiera atrevido a publicar esos comentarios tan desproporcionados o mantener esa línea crítica sin el visto bueno de los responsables de la línea editorial (miren quiénes eran los pesos pesados de entonces).
Podemos quedarnos con la idea de que es el malo de la película, pero de nuevo obviamos que el periodismo español está penetrado por poderosos intereses. Obviamos que lamentablemente los partidos políticos mayoritarios desde la transición están vinculados a estrategias mediáticas.
Y eso no ocurre desde el 4 de mayo de 2014 cuando Antonio Caño fue nombrado director de El País hasta su cese en junio de 2018. Ocurre desde siempre (partamos desde 1976 para hacerlo más fácil): en ese diario y en el resto de los diarios importantes del estado español.
Las vinculaciones estrechas entre intereses políticos, económicos y mediáticos han provocado una idea dolorosa: los periodistas censuran historias cuando no interesan, se autocensuran, derivan historias a la papelera cuando el olor fétido se condensa en intereses cercanos.
En los medios hay una multitud de personas decentes, periodistas que hacen su trabajo con gran honestidad. Pero las decisiones importantes las toman un grupo reducido, a veces ni siquiera pulula por la redacción. Las órdenes vienen de pisos distintos o inclusos sedes alejadas.
Cada vez que escucho comentarios sobre la prensa plegada a intereses alejados del periodismo me pongo muy triste. En los últimos 40 años he visto morir a muchos colegas (algunos grandes amigos) por ejercer el sueño dorado del periodismo sin pestilencias ni derivadas interesadas.
Te doy las gracias, @Antonio_Cano_ por tus palabras sinceras aunque tu comportamiento esté a años luz de mi idea del periodismo. Ojalá sirva para reflexionar si queremos ser periodistas o palafreneros. Queremos ayudar al publico a entender el mundo o queremos manipular. FIN.

Comentarios
Publicar un comentario