Mi Antivirus de este último viernes de noviembre repasa hechos que están pasando en España y en Castilla y León que contribuyen a enterrar la verdad, encumbrar la mentira y olvidar la ética.
Se llama
Algo está pasando… que no nos cuentan
Algo pasa en España cuando se castiga a quien cuenta la verdad y se encumbra a quien filtra la mentira. Algo grave está pasando cuando un mismo ecosistema mediático, judicial y político logra imputar al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, y a la vez normaliza la impunidad del jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez (M.A.R.), que manipuló la verdad al filtrar un correo equívoco de un juez para victimizar con medias verdades a su jefa y a su novio. Algo está pasando cuando un periódico de ese ecosistema, como El Mundo, lleva a portada (13-3-2024) una noticia falsa (“La fiscalía ofrece a la pareja de Ayuso un pacto para que admite dos delitos fiscales”) y acumula meses sin rectificarla. Algo grave está pasando cuando los dirigentes de ese ecosistema montado por la derecha minimizan la gravedad del delincuente fiscal confeso Alberto González Amador, pareja de Ayuso y enriquecido con la venta de mascarillas en la Covid, y amplifican hasta límites insospechados el caso de la pareja de Pedro Sánchez, Begoña Gómez.
Algo está pasando en España cuando un medio que en su día se prodigó por su lucha contra “la guerra sucia” practicada por el Gobierno socialista de Felipe González contra los GAL silencia gravísimas amenazas de M.A.R. a una periodista (Esther Palomera) y a un medio (eldiario.es): “Os vamos a triturar / Vais a tener que cerrar / Que os den / Idiotas”. Algo está pasando en España cuando ese ecosistema mediático, judicial y político armado por la derecha da voz o protege a corruptos y defraudadores confesos (Víctor de Aldama / González Amador) con tal de acumular herramientas para tumbar al gobierno legítimo de Sánchez. Algo grave está pasando cuando ese ecosistema apenas se inmuta cuando el Tribunal Supremo confirmaba esta semana que el PP reformó su sede central con dinero negro de su Caja B o cuando un alto mando de la Policía reconocía -también esta semana- en la Audiencia Nacional que ministros del Gobierno de Rajoy ordenaron espiar a 69 diputados de Podemos.
Algo está pasando, esta vez en mi Comunidad, cuando el opaco ecosistema mediático y político ha sido capaz hasta hora de ocultar que el exportavoz del PP en las Cortes, mano derecha de Mañueco, Raúl de la Hoz, cobraba, además de los casi 100.000 euros por dedicación exclusiva, un “sobreingreso” de 40.000 euros. Algo está pasando cuando el partido de Mañueco reconoce que hay otros colegas suyos en la misma situación y se opone a identificarlos y a catalogarlos como faltos de ética. Una opacidad manifiesta de la que nos enteramos por Bruselas y que eleva al podio de la miseria moral al ahora europarlamentario Raúl de la Hoz y a su exjefe Mañueco.
Algo está pasando también en mi Comunidad cuando Mañueco fue incapaz este martes de empatizar con los trabajadores en huelga de la RTVCyL concentrados a la puerta del centro donde se entregaban los premios Francisco de Cossío de Periodismo. Algo está pasando cuando el cooperador necesario de las deficientes condiciones laborales de estos profesionales no demostró en esa gala del periodismo la más mínima compasión por su situación y sólo acredita sensibilidad con los empresarios que le devuelven con manifiestos favores de imagen el pago de 22 millones de euros al año. Quien escribió el discurso a Mañueco en esta “fiesta del periodismo” debería haberle advertido de que esa teórica apuesta por el “periodismo serio, analítico, reflexivo y riguroso” es incompatible con la precariedad que practican las dos familias que controlan la TV, por mucho que adornen su alegato con García Márquez o Albert Camus.
Algo perverso está pasando en mi Comunidad cuando en esa entrega de premios el equipo de Mañueco se atreve nada menos que a dar voz “preeminente” a un M.A.R. agresivo y amenazador de periodistas para apuntalar ¡con su testimonio! al premiado a la trayectoria periodística Luis Jaramillo.
Algo está pasando en mi país cuando el ecosistema mediático, judicial y político de la derecha necesita a delincuentes confesos (Aldaya) o a grupos de ultraderecha (Manos Limpias, Hazte Oír, Abogados cristianos, Vox…) para tumbar a Sánchez y cuando pervierten el periodismo a base de fabricar noticias falsas, mentiras con medias verdades, versiones sin contrastar, portadas con opiniones disfrazadas de noticias y basadas demasiadas veces en sospechosas fuentes anónimas, columnas del indeseable pensamiento único y carentes de la tan necesitada pluralidad.
Algo grave está pasando cuando la derecha de Feijóo embarra la verdad como inversión electoral exculpando a Mazón del mayor desastre “natural” y su ecosistema mediático le avala -a veces a regañadientes- para evitar la caída de un presidente que lo fue porque su partido expulsó a su antecesor (Pablo Casado) por denunciar la corrupción de la familia de la mandamás Ayuso.
Algo está pasando en este país cuando la derecha judicial repite hoy con el PSOE, en vísperas de su Congreso, una hostilidad similar a la que desató con Podemos y pisa el acelerador contra todo aquello que pueda contribuir a tumbar a un gobierno legítimo en una inconfesable alianza con el peor periodismo. La derecha está tan sedienta de odio que ya ni siquiera le sirven los falsos moderados.
Algo grave está pasando en mi Comunidad cuando el ecosistema mediático dominante blanquea y refuerza a cambio de subvenciones a fondo perdido a un Mañueco débil incapaz de echar de la Junta y del Ayuntamiento de Burgos a esa ultraderecha que tanto contribuyó al discurso xenófobo y machista de Vox; un ecosistema mediático que ya le perdona la mentira del presupuesto no presupuesto, su diálogo impostado y falso, su deteriorado sistema sanitario con un Bierzo que clama por la falta de oncólogos (“Tu salud se merece otra cosa”, claro que sí) y con una política económica institucional que prima el poder empresarial y devalúa el valor de la innovación. Algo está pasando cuando Mañueco no rompe definitivamente el cordón umbilical con Vox a sabiendas de que volverá a necesitarlo y hasta copia sus iniciativas (violencia intrafamiliar, plan comercio minorista y rural...).
Algo grave está pasando cuando los que comparten con jueces y editores el podio de la miseria moral de este país se enriquecen a costa de la inmensa mayoría y embarran con sus dineros la desinformación para alentar el caos y esa desafección ciudadana que ya destaca el CIS y que tantos réditos les dan aquí y en EEUU. Algo está pasando que no nos cuentan cuando ese “barro” logra el objetivo de paralizar la imprescindible agenda social transformadora que votó la mayoría.
(Imagen de Amador, Ayuso, Rodríguez y García Ortiz publicada esta semana por El País)
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